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martes, mayo 26, 2009

Buenas.

Mel B busca a las nuevas Spice Girls en un reality.

Por lo demás, hoy a las seis la radio.

Os dejo mi columna del Rolling.

No yéndoles nada en ello.

De vez en cuando leo por ahí en blogs y similares que los grupos españoles somos unos pelotas y unos fariseos porque nunca decimos lo que realmente pensamos del resto de grupos. Que a diferencia de lo que ocurre con los grupos ingleses, nunca ponemos a parir a nadie. ¡Qué aburrimiento!

Excepciones aparte, creo que la mayoría de artistas tienen bien aprendido que hablar mal de "los compañeros de profesión" no es muy conveniente porque no se tiene nada que ganar, salvo caer mal a los fans del otro grupo y quedar como un envidioso o un gilipollas. Nadie va a simpatizar contigo por tener el mismo enemigo.

También sería bonito pensar que nuestro carácter nacional, forjado por los clásicos, ha recogido la sentencia del Quijote, pronunciada con ocasión de la liberación de los galeotes, que afirma que "no es bien que los hombres honrados sean verdugos de los otros hombres no yéndoles nada en ello."

Personalmente, creo que la forma más eficaz de hacer daño es la indiferencia. Así que por esa regla de tres, en realidad los grupos españoles estaríamos siendo más crueles que los ingleses. Ricardo, el chico que toca conmigo en Nixon, me decía: "Fran, los grupos son como los equipos de fútbol".

En relación con esto, me dicen que la Unión Fonográfica Independiente (UFI), que representa a las principales discográficas independientes españolas (sea lo que signifique eso), ha decidido promover la celebración de unos Premios de la Música Independiente.

Vaya por delante que les deseo todo lo bueno a los creadores de la iniciativa. Lo que pasa es que ahora sí que no tengo escusa para no cabrearme cuando le den el premio que me estaba destinado a algún antipático. A diferencia con los otros premios, ¡no podré decir que las uvas están verdes!

Pasan los años, pasan los discos, y pasan las modas. Pero yo cada vez estoy más convencido de que la música es una obra colectiva y que la fama individual es lo de menos. Se trata de construir una catedral, no de pintar un retrato. O como creo que dijo mi adorado Jonathan Richman, "no es el cantante, es la canción".

6 comentarios:

polaroid dijo...

Practicar la indiferencia me resulta muy difícil. ¿O te referías a la indie-ferencia?

Anónimo dijo...

Joder, el ultimo párrafo es para enmarcar y que la gente lo cuelgue en un lugar bien visible en sus homestudios. Vas a pasar de ser uno de mis compositores favoritos a ser además mi ideólogo musical, mil gracias.

ninive drake dijo...

esto ya lo sabías no?

http://www.teatrocervantes.com/es/genero/musica/ciclo/59/espectaculo/812

Francisconixon dijo...

Nooo! La Virgen!!

JaviEgea dijo...

Creo que lo del último párrafo está muy bien como llamada a la humildad y al trabajo, pero también es importante que se reconozca a los músicos ese trabajo si, junto al talento, produce buenas canciones; así que las canciones y los músicos van unidos...

Por cierto, cómo os gusta citar El Quijote a Richi y a ti.

Daniel Daranas dijo...

Los grupos no son como los equipos de fútbol. Se puede ser de un equipo o máximo dos si son de categorías alejadas (como el que es del equipo de su pueblo y del Barça), pero puedes amar a un número indeterminado de grupos a la vez. Los grupos, por tanto, no son como los equipos de fútbol sino como las chicas :)) (No os metáis conmigo por esto último, que es broma). Nos vemos en Can Sumarró. Fins aviat!