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miércoles, julio 11, 2012

Hopper



Os dejo un texto sobre Hopper que me encargaron para la revista del Thyssen.

Cuando me invitaron a visitar la exposición de Hopper con el encargo de escribir un pequeño texto sobre ella, mi primer impulso fue rehusar. No soy muy aficionado a la pintura, y no me imaginaba en qué manera podría decir algo relevante sobre Hopper, de quien sólo conocía los dos o tres cuadros que conoce todo el mundo, más por verlos en la decoración de cualquier disco bar ochentero que por frecuentar libros de arte. Entiendo que se buscaba una opinión desde el punto de vista de un profano, pero con mayor motivo pensé que si uno escribe un texto de cualquier cosa, debería ser capaz de aportar algo más que una mera impresión personal. Al final, las ganas por ver la exposición fueron más fuertes que mis escrúpulos, y aquí me encuentro.

A la exposición fui acompañado de mi amigo y colaborador, el dibujante Darío Adanti. Pensé que él la disfrutaría más que yo, y que podría aprovecharme de sus comentarios a la hora de escribir el artículo. Pensé que él me abastecería de abundantes expresiones y palabras técnicas, me contaría alguna anécdota graciosa de Hopper que no estuviera en los libros... Que me escribiría la mitad del artículo, vaya. Pero cuán grande fue mi desengaño cuando al entrar en la sala dijo algo así como “¡Anda, pero si pintaba a base de machurrones, yo pensaba que era un detallista!” Con lo cual durante el resto de la visita estuvimos todo el rato hablando de “los manchurrones”. “¡Mirá (Darío es argentino) en esta etapa ha aprendido a hacer las caras! ¡Mirá, en esta etapa ha aprendido a hacer las manos. No veas lo difícil que es pintar las manos! ¡Mirá, aquí ha aprendido a pintar ‘minas’! Primero los culos y luego las tetas. ¡Vaya cómo está la secretaria!”

No somos tan brutos como para no habernos dado cuenta de que Hopper estaba aplicando las técnicas de los impresionistas para componer todos esos cuadros realistas. Lo cuento para ilustrar el hecho de que Darío pensaba que su técnica era diferente a la que se deducía al ver los cuadros reproducidos en papel. Y bueno, si hay alguna razón para ir a ver un cuadro en vivo y en directo supongo que es esa, darte cuenta de cosas que en los libros no se ven. Al recorrer la exposición en orden cronológico, uno apreciaba cómo aumentaba la destreza del artista, hasta llegar a un cuadro donde uno pensaba “este ya es el Hopper que conozco”. Y eso me pareció muy bonito, ya que todos los que nos dedicamos de una manera u otra a la artesanía, por decirlo así, (odio la palabra “creador”) estamos muy interesados en los procesos creativos de la gente. Por lo menos a mí, lo que más me interesa de un artista es ver qué tipo de problemas se plantea y qué forma tiene de resolverlos.

Por eso una de la parte de la exposición que más nos gustó fueron los bocetos donde se veía todo el trabajo previo que Hopper realizaba estudiando la composición, la luz y los colores. “Mirá esa estación de tren, parece que está en 3-D”. “Mirá ese mar, es todo manchurrones, pero desde lejos parece espuma”. “Sí”, le decía yo a Darío, “para mí que ese cuadro lo pintó como excusa para llenarlo todo de machurrones, sólo hay cielo y mar”.


Respecto a la elección de los temas, está claro que Hopper buscaba esa cosa que les interesa tanto a los americanos que es ser “un artista americano”. No voy a hablar aquí de Emerson y “The american scholar”, de Walt Withman, de Thoreau, de La  Nueva Frontera, y demás mitos fundacionales porque entiendo que son de sobra conocidos. Sí me gustaría añadir un pequeño dato que creo que no todo el mundo maneja, y es el hecho de que los artistas americanos de finales del XIX tenían el complejo frente a los europeos, no sólo de no tener un arte propio, sino de ser muy cursis. De ahí el interés de Hemingway, por poner un ejemplo, por usar un lenguaje coloquial, incluso obsceno, y por escoger temas sacados de la “vida” y no de la literatura.

Ese ambiente es el que yo percibo en los cuadros de Hopper. Esa representación de lo cotidiano, lo trivial, esos domingos por la tarde donde el aburrimiento se puede cortar... Tal vez sea por mi experiencia personal, pero a mí más que soledad, los personajes de Hopper me trasmiten aburrimiento. Y creo que Hopper los mira, no con compasión, sino con placer, ese placer que obtenemos de observar a la gente cuando creen que nadie está mirando. Tal vez porque pensamos que en esos momentos son en realidad ellos mismos, cuando la máscara que llevamos en público está guardada en el cajón. Pensamos que estamos viendo la verdad. Y yo creo que si Hopper miraba las cosas más sencillas con tanto detenimiento es porque le interesaba averiguar qué son en realidad, por debajo de ese aspecto siempre cambiante. Y si le interesaban tanto la verdad, la gente y las cosas, yo creo que debía de ser buena persona.

También me gustó mucho ver sus ilustraciones para revistas y carteles publicitarios. Hasta que llegó Andy Warhol jactándose de ser un mero publicista, los trabajos alimenticios de los pintores eran vistos como algo de lo que ellos mismos se avergonzaban. Sin intención de ser un posmoderno de esos que todo lo igualan, afirmo Hopper está a la altura de Alex Raymond, lo cual, dicho por un fanático de los tebeos como yo, es el más alto elogio que un ilustrador puede recibir.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Después de leer la reflexión sobre el aburrimiento de los domingos por la tarde, me alegro de que fueras a la exposición y escribieras sobre Hopper. Yo tengo muchas ganas d poder escaparme a verla.
Un abrazo,
eva
pd:tienes toda la razón en lo de "artesano", te lo quería haber dicho en alguna ocasión pero no sé por qué se me ha pasado.

Isaac dijo...

"No voy a hablar aquí de Emerson y “The american scholar”, de Walt Withman, de Thoreau, de La Nueva Frontera, y demás mitos fundacionales porque entiendo que son de sobra conocidos."

No, no lo son. Al menos, no para mí. Me gustaría que algún día abundaras en el tema.

Francisconixon dijo...

Emerson fue un itelectual americano que dio una conferencia donde defendía la necesidad de crear una cultura específicamente americana, que hasta entonces se había limitado (según él) a copiar modelos europeos.

Walt Whitman, inspirado por esa idea, escribe sus libros de poesía, celebrando la democracia y el individualismo, como elementos típicamente americano.

Thoreau era un Roussoniano que pensaba que la sociedad era la culpable de que el hombre fuera infeliz, y preconizaba la vuelta a los valores de la naturaleza, un proto hippie.

"La frontera" es un concepto que intenta explicar el carácter nacional de EEUU (pionero, individualista, democrático) como consecuencia de la conquista del oeste.

La película "Las aventuras de Jeremiah Johnson" recoge todas esas ideas. Si no las has visto, te la recomiendo.

Francisconixon dijo...

Algunos links

http://es.wikipedia.org/wiki/Ralph_Waldo_Emerson

http://es.wikipedia.org/wiki/Henry_David_Thoreau

http://es.wikipedia.org/wiki/Walt_Whitman

http://es.wikipedia.org/wiki/John_F._Kennedy

http://es.wikipedia.org/wiki/Las_aventuras_de_Jeremiah_Johnson

Kike dijo...

Edward Hopper es un pintor muy especial para mí, en segundo de carrera (Arquitectura) teníamos una asignatura llamada "Estética" en la que teníamos que hacer una exposición ante la clase de unos 20 minutos de alguna obra de arte que hubiésemos visto.
El caso es que escogí,tras rechazarme el profe el Guernica y alguna otra obviedad, Habitación de Hotel, que había visto en el Thyssen.

Estoy muy orgulloso de ese trabajo porque me gustó mucho hacerlo, aprendí mucho haciéndolo, lo expuse con soltura y con agrado pese a mi timidez, a mis compañeros les gustó mi exposición y también aprendieron y el profesor me puso un 10. Nunca más he conseguido esa unanimidad con nada, ni importante ni trivial.

La base de mi exposición fue una diapo del cuadro durante 18 delos 20 minutos y la sentencia de mi autoría "si una palabra define la pintura de Hopper es mientras, no hay nada apunto de suceder ni acaba de concluir nada, pinta lo que ocurre mientras".
El profe, Javier Maderuelo, aplaudió esa sentencia adaptándola a términos más académicos "la inquietante cotidianeidad de la pintura de Hopper".


Me trae un buen recuerdo oir hablar de Hopper, a ver si resucito el blog y escribo algo al respecto.

Isaac dijo...

Muchas gracias! Más por la información que por los links. Esa capacidad de síntesis que Dios te ha dao...

Vi la película, pero creo que hace tantos años... La veré este fin de semana, que la tengo ahí. Lo mismo hago mi exposición oral (estoy con un curso de inglés intensivo y tengo que hablar de cualquier ítem de cultura anglosajona) de este tema. Hace 3 años, en otro curso, dediqué el speech a los Golden Penetrators, jeje.