Cómo copiar.

Lo de Antonio David es una chorrada, el caso es que íbamos tranquilamente por una autopista desierta, cuando al adelantar a un coche de la Guardia Civil, nos para y nos pone una multa por ir demasiado tiempo por el carril de la izquierda, cosa que pudo haber sido verdad pero me parece totalmente chiripitifláutica. El más joven de la pareja me ordenó ponerme el cinturón de seguridad (yo estaba sentado en el asiento de atrás) y por eso me quedé con su cara. Cuál fue mi sorpresa al verlo tiempo después casado con Rociíto. Lo que no me sorprendió demasiado fue que lo acusaran de limpiar turistas.

Respecto a lo de “cómo copiar”, llevo tiempo pensando que tengo que hacer una entrada al respecto, pero me llevaría demasiado tiempo por ser un tema tan prolijo, mejor si me veis algún día por ahí me invitáis a un gin tonic y hablamos de ello con detalle y ejemplos. Sin embargo para que no penséis que estas cosas me las invento, daré unas cuantas nociones generales pseudofilosóficas…

Lo primero que me resulta importante destacar es el hecho de que cualquiera que se enfrente a la dificultad de escribir una canción, se ve obligado a conciliar dos ideas contradictorias: insertarse dentro de una tradición y expresar cierta originalidad. Y esto es como jugar a las siete y media, “que malo es si no llegas, pero si te pasas es peor”. Tan malo es limitarse a realizar un ejercicio de estilo como creerse un nuevo Adán capaz de poner nombre a los animales. Los artesanos mediavales no firmaban sus obras. Hay obras de arte contemporáneo cuyo único valor es la firma. Creo que se entiende lo quiero decir…

Voy al grano: cuando estoy haciendo una canción y me veo falto de ideas, o cuando escucho algo de otro artista que me gusta y decido apropiarme de ello, intento seguir una regla de oro: “Cuando robes algo, escóndelo”. Por ejemplo:

1. Si copias un ritmo, intenta cambiar el tempo al doble o a la mitad. Utiliza ritmos cogidos de un estilo en un estilo diferente (por ejemplo, el ritmo Motown de “Last Night” de los Strokes o el ritmo funky de “You’re so lucky” de Franz Ferdinand, mezclado con guitarras de rock).

2. Si copias un riff de guitarra, cámbialo de instrumento, pásalo a la voz o a los metales (El riff de guitarra de “Satisfaction” estaba pensado para metales, y cambia bastante si la escucháis en versión de Otis Reeding, por ejemplo. O el riff de “Rebel Rebel” es el “Toda la noche en la calle” de Amaral.)

3. Si copias un melodía, no lo hagas durante demasiado tiempo (no te pase como a Mikel Erentxun (“Siete más uno”/”Pure” de Ligthning seeds”)

4. Mejor copiar armonías o ruedas de acordes que funcionan y escribir sobre eso melodías diferentes. Si cambias el compás, por ejemplo de 4/4 a 3/4 y encima cambias la instrumentación (en vez de guitarra y batería, piano y cuerdas, por ejemplo), es muy probable que nadie lo note.

5. Investiga los cambios de estrofa a estribillo, de estribillo a resolución, etc… Es donde se cosen las canciones y la razón de ser de muchos acordes de séptima.

6. Investiga los cambios de tono en una misma canción, sobre todo el cambio de tonalidad mayor a menor o viceversa. (Por ejemplo, estás en mi menor y pasas a mi mayor). Le da otro color totalmente diferente a la misma rueda de acordes que llevas usando toda la vida.

7. La música es un juego de espectativas y frustraciones. Enseña lo que vas a hacer en el momento siguiente y luego haz otra cosa.

Un consejo final. Cómprate un libro de acordes de canciones de los Beatles y apréndetelo de memoria. Cuando entiendas cuál es la función de cada acorde, olvídalo todo y cuéntale a la gente las cosas que de verdad te importan, sin preocuparte de nada más.

ÚLTIMA HORA: Me acaba de mandar Sergio un mensaje diciéndome que ha muerto uno de mis padres intelectuales, el escritor polaco Slanislaw Lem. Brindaremos por él.