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Aquí os dejo un texto que me han encargado para el "Zona de obras", donde también colaboro.
"Francisco Nixon: El ruido blanco y el camino del acero.
Ayer por la noche, aprovechando que mi amigo Pelayo estaba borracho, intenté convencerle por enésima vez de que terminara su novela y la publicara. Su respuesta fue la misma de siempre: “¿Tu te has fijado en la sección de novedades de cualquier librería? ¿Para qué hacer más ruido con mi mierda?”. Por esa regla de tres, después de Shakespeare no hubiera hecho falta que nadie volviera a decir nada, pero en mi opinión Pelayo, al poner el acento en el resultado de la actividad artística soslaya un aspecto fundamental de la misma: hacer ruido es divertido en sí mismo. Todos recordamos de pequeños coger dos tapas de una batería de cocina e ir marcando el paso mientras las entrechocábamos como si estuviéramos en el desfile de la banda música, mientras un compinche iba detrás de nosotros dándole al bombo con un cucharón y un caldero. El arte no es sólo una ocasión para lucirse, también es un juego al que podemos jugar todos, porque como dijo Chesterton “cuando algo merece la pena ser hecho, merece la pena aunque se haga mal.” Y en otra parte “los malos poetas son tan poetas como los buenos”. Claro que Pelayo podría recordarme a su vez aquél ensayo de Stanislav Lem en el que proponía crear una fundación para pagar a los escritores a cambio de que se abstuvieran de publicar, y si alguien lo hacía, multarlo. No creo que esa fuera la solución. Las flores de la literatura necesitan abono para crecer, y en este caso, la mierda de Pelayo tal vez sea rica en nitrógeno.
En mi caso, ¿por qué sacar un disco en solitario cuando ya tengo dos grupos funcionando? ¿Para qué hacer más ruido? Para empezar, creo sinceramente que la música, como la cultura, es una obra colectiva. Ya se encargarán el tiempo y las modas de ir desbrozando el paisaje. Por otra lado, necesitaba tener mi propio espacio en el que poder tomar todas las decisones y no depender de nadie. Subirme en un autobús con la guitarra y esa noche estar tocando en cualquier bar de Gandía. No tener que ensayar, ni cargar la furgoneta, ni contratar un chófer, etc, etc...
En febrero de 2006 me bajé al Puerto de Santa María para grabar una maqueta con Paco Loco y empezar a buscar compañía. Siesta fue la primera a la que llamé, y cuando me dijeron que querían editarlo ya no busqué más. Es curioso porque fueron Siesta los que presentaron la maqueta de Australian Blonde al concurso de la sala Maravillas hace más de diez años, así que se ha cerrado el círculo. Si desde fuera pensaba que eran la compañía ideal, en el poco tiempo trabajando con ellos se han visto superadas con creces todas mis expectativas.
Una vez conseguido el contrato discográfico, en junio me volví al Puerto para grabar un puñado de canciones más y mezclar el disco. He de decir que Paco Loco no solo me ayudó a producirlo, sino que tocó en muchas de las canciones, con lo que mi deuda con él es aún mayor. Espero que se venda bien y la próxima vez disponer de mayor presupuesto para estar más días grabando.
Tampoco puedo dejar de mencionar el excelente trabajo en el arte de la portada realizado por La Corporación y la ilustradora Carmen Segovia. A los chicos de La Corporación los conocí gracias a las fiestas que organiza La Fonográfica General, un colectivo de Ferrol que ha puesto en marcha una emocionante iniciativa consistente en recaudar dinero en saraos que se montan con el objeto de grabarle un single de vinilo a un grupo para luego regalarlo en la siguente jarana. Recientemente han impulsado sucursales en Madrid, Pamplona y Gijón, y espero de todo corazón que la cosa dure.
La idea de escoger a Nadia Comaneci para la portada se me ocurrió al ver una foto de cuando consiguió el primer 10.00 en la historia de la gimnasia olímpica en Montreal 76. El marcador electrónico no estaba preparado para tal eventualidad y en la foto se ve que en realidad marca 1.00. La cara de asombro de sus compañeras de equipo también es digna de verse. El título del disco (“Es perfecta”) es una traducción del titular de la portada del TIMES que apareció en su día, “She's perfect!”
La perfección física me interesa como reflejo o metáfora de la perfección moral. La idea de excelencia y de vida ejemplar. Podemos discutir durante días las bondades o maldades de tal o cual conducta, pero nada es más eficaz para interiorizar la idea de dignidad que la admiración que nos producen ciertas personas. Todo lo contrario de lo que pasa con gente como Richard Nixon, el presidente. Me hacía gracia que me asociaran con una figura negativa, pero al igual que Nadia, representativa de los setenta, una época cuya estética me interesa bastante. Al pricipio pensé en llamarme Fracisco Fernández, pero me parecía vulgar. Además ya hay un cantante que se llama así. También hay un grupo sueco que se llama Nixon, así que al final opté por Francisco Nixon.
Es curioso que en mi primer disco en solitario haya una canción (“Banderas Rojas”) cantada por otra persona, pero tiene su explicación. Ricardo Vicente toca conmigo en La Costa Brava, y cuando se ofreció a echarme una mano para tocar en directo le dije que sí. Al tiempo me enseñó un par de canciones y eran tan buenas que no vi razones para dejar de grabarlas. En pricipio la idea es que la gira de salas de invierno la hagamos él y yo solos, (o yo solo), pero estoy montando una banda con vistas a defender el disco en los escenarios grandes de los festivales de verano.
De las canciones poco puedo decir, creo que se explican solas. Intento escribir de la manera más coloquial posible, y siguiendo el consejo que daba Berry Gordy a sus compositores. “Empieza a partir de una idea concreta y cuenta una historia completa”. Mis favoritas son “Nadia”, “Me casaré cuando me enamore”, “Alumno o profesor” y “Banderas Rojas”.
Mis grupos favoritos de siempre son Los Beatles, Los Beach Boys y La Velvet Underground. También me gustan mucho, Billie Holiday, Frank Sinatra, Stevie Wonder, Marvin Gaye, Phil Spector, Burt Bacharach, Cole Porter, Prefab Sprout, Los Carpenters... De ahora, Los Magic Numbers, Adam Green, Belle and Sebastian... Durante la composición de las canciones escuchaba a todas horas a Roy Orbison y a Cat Stevens. Pero tal vez mi principal influencia sea Jonathan Richman. Españoles me gustan mucho Astrud, Facto Delafe y Pajaro Sunrise, entre otros.
En la primera película de Conan el Bárbaro el malo dice una frase que encierra una gran sabiduría: “Conan, veo que te has convertido en un maestro espadachín. Yo también, cuando era joven, seguí el camino del acero, pero ¿qué es el acero comparado con la mano que lo empuña?” Mi obligación es remover emociones, y creo que la sinceridad es el camino más corto para conseguirlo. Estoy aprendiendo."